1 de noviembre, Día de Todos los Santos… Todos hemos tenido que enfrentarnos a la muerte en algún momento de nuestra vida, bien por pérdida de un ser querido, bien por proximidad de quienes han vivido esta dura experiencia. Cuántas veces hemos querido acompañar a un familiar o amigo que ha perdido a un ser querido, y no sabemos cómo hacerlo.
Actitudes que no ayudan.
Evitar las frases hechas que no ayudan en nada: “tienes que olvidar”, “mejor así, dejó de sufrir”, “el tiempo todo lo cura”, “mantente fuerte por los niños”, “es voluntad de Dios”, “es ley de vida”… Lo que más necesitan al principio es hablar y llorar. No decirle que tiene que sobreponerse, ya lo hará en su tiempo. Si no sabes qué decir, no digas nada.
No le digas que le comprendes si no has pasado por una situación similar. No intentes buscar justificación a lo que ha ocurrido. No te empeñes en animarle o tranquilizarle, lo que necesita es que le escuches. No le quites importancia a lo que ha sucedido hablándole de lo que todavía le queda. No intentes hacerle ver las ventajas de una nueva etapa en su vida. No es el momento.
Qué hacer.
Dejar que se desahogue. Sentir y expresar el dolor, la tristeza. La rabia, el miedo… por la muerte de un ser querido, es el único camino que existe para cerrar y curar la herida por la pérdida, se sentirá aliviado/a y liberado/a. No le ayudas si intentas distraerle su dolor.
No temas nombrar y hablar de la persona fallecida por miedo a que se emocione. Si llora, no tienes que decir o hacer nada especial, lo que más necesita en esos momentos es tu presencia y afecto. No temas tu mismo llorar o emocionarte. Permitir que hable del ser querido que ha muerto todo el tiempo y todas las veces que lo necesite. Comparte con él/ella recuerdos de la persona fallecida (ver fotos, contar anécdotas…)
Mantener el contacto. Puede hacerse de muchas maneras. Una visita, tomar un café, dar un paseo, envia5r una carta o un e-mail. Una llamada telefónica puede romper su soledad y recordarle que no está solo/a, que alguien está pensando en él/ella. Las fiestas y aniversarios son momentos particularmente dolorosos en los que podemos hacer un esfuerzo especial para estar cerca de la persona en duelo.
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