JUN/09
Ante la crisis… ¿cómo ahorrar?
En época de innegable crisis económica ¿cuántos bolsillos de los ciudadanos medios no se han resentido?... llega el momento de ahorrar. Ese ahorro puede empezar por la forma en que hacemos la compra, y por cambiar nuestros hábitos en el consumo de la electricidad, el gas o el coche.
¿Cómo hacer la compra?
Los precios de los productos de primera necesidad han subido considerablemente. Todos los consumidores estamos de acuerdo, la cesta de la compra cada vez cuesta más. Supone una cuarta parte del presupuesto familiar, que puede ser más si no se compra de forma racional y se tienen en cuenta una serie de recomendaciones. No se puede prescindir de los productos para la alimentación de la familia, limpieza e higiene personal, pero se puede ahorrar, aunque parezca imposible, sin privarse de nada esencial.
Antes de ir a la compra debes hacer una lista de todo lo que necesitas y prescindir de lo que no aparezca en la lista y no sea realmente necesario. Lo que será más fácil si no vas acompañado de tus hijos menores, está comprobado, no sólo evitas discusiones, también dinero. Cuidado con las ofertas y promociones, no siempre son la opción más económica, en ocasiones, son “ganchos” para vender productos que son más caros. Los productos empaquetados en dosis o formatos más pequeños, suelen resultar más caros. No es ninguna tontería ir a la compra con una calculadora en el bolsillo.
En cuanto a los productos frescos su precio también se ha disparado en los últimos meses, especialmente en frutas y verduras. Para reducir el gasto en este apartado… compra productos a granel, en vez de embasados o en bandejas, pero calcula bien lo que necesitas porque es fácil comprar más de lo que se va a consumir. Compra productos de temporada, que afecta también a las carnes, por ejemplo, el cordero es más caro en otoño que en primavera. También puedes comprar en temporada, a menor precio, y congelar para consumir cuando suban los precios.
Al comprar pescado elige el criado en cautividad, en criaderos, más barato que el salvaje, la diferencia de precio puede ser notable y sus cualidades alimenticias y de sabor son prácticamente iguales. Y recuerda que para el máximo aprovechamiento de los productos frescos, es importante hacer un buen aprovechamiento de las “sobras”, reelaborarlas para preparar un nuevo plato.
El precio de los productos envasados (pasta, galletas, leche, arroz, legumbres, bebidas, latas…) varía mucho de unas marcas a otras, conviene estar atentos y comprobar las diferencias. Los productos de marca blanca suelen ser más baratos, aunque mejor compara precios entre supermercados.
Los envases en formato familiar suelen resultar más baratos, pero siempre que los vayas a consumir antes de que caduquen. Compara los precios por kilo o litro, no sólo por unidad, las etiquetas indicadoras de precio pueden resultar engañosas. En los productos envasados suelen ser más comunes las ofertas y promociones del tipo 2x1, la segunda unidad a mitad de precio… conviene aprovecharlas, pero comprueba antes si realmente sale más económico.
Los productos de droguería (para limpieza, aseo e higiene personal) también son imprescindibles y de consumo habitual. Pero no siempre son tan imprescindibles como la publicidad pretende hacernos creer, no siempre responden a necesidades reales (pañuelos de papel perfumados, lejías para color, bolsas de basura perfumadas…). Si quieres ahorrar piensa qué productos necesitas realmente. Cuando lo tengas claro, elige las marcas blancas cuyos productos son tan buenos, en la mayoría de los casos, como los de las marcas comerciales.
Resultan más económicos los productos multiusos o limpiahogar general que los productos específicos para funciones concretas. Así como los productos concentrados, siempre y cuando no olvides que debes usar menor cantidad. En droguería es habitual que los productos envasados en tamaños ligeramente más pequeños resulten bastante más caros, opta por los tamaños más grandes. Así como los productos que tienen menos embalajes. Tener en cuenta que no siempre es cierto que aplicar un producto después o antes de… mejorará el resultado, por ejemplo, aplicar un producto a las manchas antes del lavado.
La energía, además de ser un recurso limitado, es cada vez más cara, y mayor el presupuesto que dedicamos a este apartado. Para ahorrar debemos cambiar nuestros hábitos de consumo, hacer un uso de la iluminación, los electrodomésticos y el resto de aparatos eléctricos o el coche, racional, evitando derroches innecesarios.
Electricidad. La subida de las tarifas eléctricas ha supuesto para la mayoría de los ciudadanos una subida de alrededor el 10%. Para reducir la factura una buena opción es contratar la Tarifa de Discriminación Horaria, siempre que puedas desviar buena parte de tu consumo eléctrico a las horas “valle” (de 22 h a 12 h y una hora más tarde en verano) y evitar las horas “punta” (resto de horas) para cocinar, poner lavadoras y/o lavadoras.
Muchos de los aparatos eléctricos que usamos a diario no los apagamos del todo cuando dejamos de usarlos. Cuando están en espera o stand by, consumen mucho menos que cuando están funcionando, pero su consumo no es desechable, alrededor de un 10 % del consumo del hogar. No olvides desenchufar los cargadores (del móvil, del portátil, del MP4…).
Ahorrar en la iluminación es posible con un uso racional y utilizando bombillas de bajo consumo. Son más caras que las incandescentes pero duran casi 7 veces más (10.000 horas frente a 1.500). Además reducirás el consumo eléctrico en iluminación si aprovechas al máximo la luz natural, apagas las luces cuando sales de la habitación, evitas luces superfluas y utilizas la potencia de la bombilla adecuada a la necesidad de luz de cada lugar.
Elegir los electrodomésticos con etiqueta energética de clase A se traduce en un importante ahorro de energía. Aunque su precio es algo más caro, a la larga salen más baratos porque reducen la factura de la luz. Pero además… Debes llenar por completo la lavadora y el lavavajillas antes de hacer un lavado. Al cocinar, en el horno o en el microondas utiliza los recipientes adecuados, y en la vitrocerámica, apágala un poco antes de acabar la cocción para aprovechar el calor residual. No metas alimentos calientes en el frigorífico ni el congelador.
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